El sacrificio de un padre para cambiar el destino de su amado hijo.
Según un usuario de “Reddit”, el padre es un humilde campesino cuya esposa había fallecido poco después de haber dado a luz a su hijo. Años después, y con la determinación de cambiar el futuro de su primogénito, el granjero decidió vender todos sus bienes para pagar la educación de su muchacho. Finalmente, gracias a la perseverancia del padre, su amado hijo consiguió graduarse de la Universidad Ratchpatr (ubicada al extremo norte de Tailandia). Este hecho no es menor, ya que el joven graduado pertenece a los Hmon, grupo étnico de las regiones montañosas de la Provincia Nan. Los individuos originarios de esta tribu son comúnmente marginados y por lo general no terminan la escuela. Sin embargo, a pesar de ese escenario adverso, el orgulloso agricultor se las ingenió para conseguir que su hijo obtuviera un logro tan significativo como lo es un grado universitario.
Seguramente, una historia así no deja indiferente a nadie. Y, es que en un mundo donde todo se mueve tan rápido, ni siquiera hay tiempo para mirar alrededor y ver a los seres queridos quienes incondicionalmente pavimentan y son el sustento de nuestras metas y logros. Con esto, no me refiero a un apoyo meramente económico, sino a pequeños gestos que hacen que un mundo sin limitaciones se abra a nuestros pies.
Probablemente, una imagen así, nos recuerde a ese amigo, hermana, abuela, madre, padre, tío, o incluso profesores quienes en algún momento dado nos alentaron a continuar y sacar lo mejor de nosotros, con la convicción de que los frutos llegarían.
Para concluir, sólo queda plantear las siguientes interrogantes: ¿En qué medida los prejuicios sociales determinan el porvenir de un individuo perteneciente a un origen determinado? ¿Es mi entorno enteramente responsable de mi situación o soy yo mismo quien limito mis posibilidades?
Por Juan Oyarzo
07 de Abril de 2017
Fuente(s): www.failbluedot.com
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